26 mayo 2009

Con homenajes a un nuevo aniversario del nacimiento de la patria, egresaron de la UNRC 106 flamantes profesionales

La Universidad Nacional de Río Cuarto, en una nueva colación de grado, ceremonia que constituye una de las de mayor trascendencia de su vida institucional, entregó este viernes 106 nuevos títulos profesionales y, como ya es habitual, lo hizo en dos actos que se realizaron uno por la mañana y otro por la tarde.

En el Aula Mayor del campus, el rector Oscar Spada y el vicerrector Aníbal Bessone, acompañados en el estrado por las máximas autoridades de las distintas facultades, presidieron ambas ceremonias, en las que hablaron la decana de Ciencias Exactas, Gladys Mori, y el profesor en Química Matías Ezequiel Scorsetti, por la mañana, y el director de la Escuela de Posgraduación, Rubén Davicino, y el licenciado en Filosofía Eduardo Ovidio Romero, por la tarde.

Durante los dos actos, el rector Spada tuvo a su cargo el solemne juramento profesional de los nuevos graduados, uno de los momentos más emotivos que vivieron los egresados, sus familiares y amigos presentes en el Aula Mayor.

Con motivo de celebrarse el 199º Aniversario de la Revolución de Mayo, el Coro Universitario interpretó el Himno Nacional Argentino, con la versión musical en piano a cargo del concertista Matías Targhetta. También se ubicó en el escenario una estatua “viviente” vestida de blanco, como símbolo de la libertad, y ataviada con los colores de la Bandera Nacional, mientras que en el acto de la tarde actuaron además bailarines de Tierra y Tradición.

Al despedir a los nuevos profesionales, la decana Mori dijo: “Quiero resaltar que un día como hoy, hace 199 años, hombres preparados en las universidades de Córdoba, Charcas y Chuquisaca, entre otras, entraban en acción a través de un debate trascendental, argumentando sobre posturas que nos llevarían luego a la independencia de estas tierras. Me estoy refiriendo al Cabildo Abierto del día 22 de mayo de 1810. En esas sesiones aparecían las ideas libertarias que arriban al día 25, a la formación de la Primera Junta de Gobierno”.

“Estos hombres –agregó la decana de Ciencias Exactas- que en una primera instancia debatieron con dignidad y sabiduría, para luego entrar en una acción defensora de esas ideas, forjaron nada menos que la Nacionalidad y la República, por el camino del honor y la lealtad, llegando así a la concreción del Estado. Estado cuyo rol en la enseñanza es actualmente irremplazable, ya que sin su activa participación, lo que estamos viviendo en esta ocasión y en este ámbito, sería imposible”.

Mientras tanto, el profesor Davicino dijo a los graduados: “Me permito sugerirles que sigan los impulsos del corazón, más que los de la razón, en aquellas cuestiones que puedan hacer a su felicidad. Profesionalmente, no teman al futuro, están bien formados, nos consta, en esta Universidad capacitamos a nuestros alumnos de la mejor manera posible, por lo tanto no se dejen confundir, pueden no tener experiencia como es lógico, pero tienen conocimientos y acepten los desafíos razonables, verán que no se defraudarán y no nos defraudarán”.

Por su parte, el graduado Matías Scorsetti destacó en su mensaje que “la educación es el pilar fundamental y el punto de partida de todo emprendimiento; cualquier acción que el ser humano pretenda realizar requiere de la existencia de educación. Creo, y con firmeza, que ante la desalentadora y desequilibrada realidad por la que atraviesa el país, la educación se debe fortalecer y recrear los medios necesarios, para que cada sujeto, se convierta en un agente activo de este cambio, a través del perfeccionamiento integral de todas sus capacidades. Esto implica –agregó- que educación y, más precisamente, la educación pública y permanente, además de informar al hombre, lo debe formar, aumentando su potencial, de manera que se incrementen las posibilidades del desarrollo del país, mediante un mejor aprovechamiento de los recursos humanos”.

Eduardo Romero, a su turno, quien también es becario doctoral del CONICET en la UNC, reconoció que “lo primero que se me ocurrió decir es la siguiente frase: “Hemos llegado”, en tanto que nos hemos recibido y ese título acompañará no solamente nuestro quehacer, sino también nuestro ser”. Añadió: “Nuestros profesores, de repente, y al menos en alguna medida, nos comienzan a decir colegas y a consultarnos sobre temas antes crípticos para nosotros y que hemos logrado comprender, justamente, por el auxilio hermenéutico de ellos”.

Un padre que pidió hablar

Por la tarde, después del discurso pronunciado por el egresado Romero, pidió la palabra el profesor Pascual Dauría, docente de la Facultad de Agronomía y Veterinaria, para despedir a los egresados, pero en particular para expresarse en oportunidad de que su hija, María Victoria, recibía el título de comunicadora social. (Ver “Sueños compartidos”).

Después de ofrecer consejos para la vida y para el ejercicio de sus profesiones, dijo Dauría: “Queridos egresados la vida no tiene fórmulas, es una secuencia constante de opciones y creaciones. El que no la valora, no se la merece. Finaliza una etapa, nace una nueva”, agregó, y más adelante también enfatizó: “Para algunos de nosotros también culmina una etapa”.

En esta 186ª colación de grado de la UNRC, recibieron sus diplomas 44 graduados de la Facultad de Ciencias Humanas, 24 de Agronomía y Veterinaria, 24 de Ciencias Económicas, 8 de Ciencias Exactas y 6 de la Facultad de Ingeniería.

Más de los discursos

Durante el acto de la mañana, el primero en hablar fue el egresado Matías Scorsetti, quien sostuvo: “No debemos permitir que nuestro rol como profesionales y educadores, sea desvalorizado ya que si perdemos la fuerza en los objetivos propuestos, lograremos un debilitamiento que, tarde o temprano, se traducirá en nuestra práctica docente universitaria. Esto es importante a considerar, ya que como diría Paulo Freire, no existe la enseñanza sin el aprendizaje”.

Scorsetti también tuvo palabras de agradecimiento para las autoridades universitarias, profesores, amigos y compañeros de estudio, pero especialmente para las familias de todos los egresados, “que –remarcó- son nuestro primer y último sostén en este largo camino. A ellos que supieron ser fuertes y bancaron en todo momento los altibajos a los que la vida universitaria nos condujo, como los nervios, la emoción, el mal humor, la ausencia, los llantos, la desesperación”.

Mori

Más tarde, la decana Mori al hablar pidió a los egresados que “ejerzan dignamente la profesión elegida. Si los acompaña en esta nueva etapa el grado de responsabilidad, idoneidad y honestidad que la sociedad tiene el legítimo derecho de exigirles, tanto en el ejercicio profesional como en el campo de la ética, el mejoramiento diario y la capacitación permanente deberán ser un objetivo ineludible, del cual estoy segura que no se apartarán”.

En otro tramo de su discurso, dirigiéndose a los graduados señaló: “Terminan hoy un ciclo, lo que implica la coronación de una carrera emprendida hace algunos años con un sueño y una vocación, y seguramente, con dudas, miedos e incertidumbres, a los que finalmente se sobrepusieron, y hoy el sueño es una realidad”.

Y continuó: “Comienza ahora para ustedes una nueva etapa, que bien puede ser visualizada como dos sendas paralelas: por un lado es –y debe ser- una continuación de la que dejan. Me refiero al estudio, ya que el constante incremento de información y la enorme movilidad del conocimiento los obligará a una permanente actualización. Por otro lado, comienzan un camino de aplicación de lo aprendido, esto es, dedicación al trabajo y a la acción, que, no tengo duda, habrán de desempeñar con esmero y suficiencia, teniendo como norte el bienestar general y el bien común”.

Romero

En la ceremonia de la tarde, el egresado Romero dijo: “Hemos llegado al punto reflexivo que nos permite comprender que ningún “puerto” es estable, dado que ningún “puerto” está pre-dado, sino que depende de nuestra propia mano de obra como constructores. Nuestra gran tarea es, posiblemente, construir “puertos” lo más racionales y firmes posible, para que al despuntar del otro día sean borrados por el agua. He aquí nuestro gran desafío y coraje, aún sabiendo que todo perece y termina nos animamos a construir, “puertos”, “moradas””.

“Hemos adquirido –añadió luego- una actitud racional, reflexiva y crítica que nos permite evaluar, al menos en parte, por nosotros mismos nuestras opciones existenciales, políticas, etc. Es decir, en tiempos adversos, a nivel mundial y particular, a lo racional y consensualmente logrado, nuestras construcciones deben ser más racionales aún y someterse a la fuerza no coercitiva del mejor argumento, en una búsqueda conjunta y no dogmática de lo válido para todos”.

Davicino

Finalmente, al dejar cerrado el acto de colación de la tarde, el profesor Davicino subrayó: “Es un honor para mí participar por primera vez de este acto, pleno de simbolismos y emotividad, por cuanto representa el fin de una intensa y fructífera etapa, donde el balance es siempre positivo, un grupo de alumnos ha alcanzado la meta: la graduación”.

“La síntesis de este imborrable tiempo pasado fueron el esfuerzo, el trabajo, las experiencias compartidas, las alegrías, las tristezas, la amistad profunda, el aprendizaje y el conocimiento”, expresó el titular de Posgrado.

Davicino también exhortó a los egresados a “no perder la destreza de analizar críticamente todos los mensajes y acciones, no sigan doctrinas como dogmas y tampoco a hombres iluminados, por más cautivantes que parezcan sus mensajes, mantengan para no ser rebaños sus convicciones y sean sensibles para aceptar otros pensamientos cuando la razón lo imponga”.

Sueños compartidos

“Hoy –dijo Dauría al tomar la palabra- participamos de un momento de vida común, nacido de historias distintas, pero del que nos sentimos parte por tratarse de sueños compartidos. Hoy esta Universidad los despide con el adiós del regreso, porque esta etapa concluida no desata el nudo de unión entre ustedes y ella”.

“Asoman a un nuevo porvenir –añadió-. Comienzan a caminar una diferente madrugada en sus vidas. Por ello, mediten sobre el tiempo pasado y podrán así meditar sobre el tiempo futuro”.

“Sus saberes profesionales deben orientarse a tener el genuino bienestar personal y colectivo”, manifestó Dauría, y destacó seguidamente: “No es necesario ser un protagonista visible, especialmente ante la desdicha, sin olvidar que a partir de ésta puede engendrarse el momento de la esperanza”. “Impriman de pasión a la actitud –agregó-, reavivarán las sensaciones y sentimientos que fortalecerán sus actos, los que seguramente serán juzgados por otros, con los cuales podrán o no coincidir, pero que esto no los lleve a juzgar a tantos por unos pocos”.

“Si fuesen premiados por la labor profesional –siguió diciendo- recuerden que las condecoraciones y los honores nunca deben buscarse, nunca deben rechazarse y nunca deben mostrarse. Cuando persigan los aplausos del triunfo, que suenen también en sus oídos las risas que provocaron con los fracasos. Del error se aprende. Afronten los aciertos con humildad y los desaciertos con dignidad”.

“La profesión –expresó Dauría- es una posesión real en los turbulentos cambios de la fortuna. Por ello, la gran tarea es no aplicar sólo los saberes profesionales sino también los saberes de la vida misma”.

“Escuchen las palabras tanto del culto como del torpe, cada uno tiene una historia. Saber escuchar no significa resignar y ser escuchado no significa imponer, en todo caso significa coincidir o disentir. Acepten con sobrado altruismo al que es mejor, ello no significa ocupar el último lugar”.

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