Somos parte de un grupo de estudiantes que defiende los valores de la participación como la mejor vía para el desarrollo y fortalecimiento de la democracia. Democracia que creemos indispensable para la realización de los ideales de igualdad, inclusión, libertad y justicia social, ideales que compartimos y por los cuales luchamos día a día.
Quienes integramos el Movimiento Nacional Reformista (MNR), formamos parte de una organización estudiantil, que nace en el año 1960, de índole política, programática, nacional y reformista. De esta manera nos basamos en el ideario de cambio cultural y educativo más significativo del siglo XX, que fue la Reforma de 1918, aquella gesta estudiantil que se lanzo a la lucha por la democratización del conocimiento y la enseñanza, el ingreso irrestricto, el compromiso social de la universidad pública, la extensión universitaria, el cogobierno, la autonomía y la gratuidad.
A más de 90 años de la Reforma, pensar hoy en una Universidad reformista implica, desde nuestro punto de vista, la defensa incondicional de la autonomía universitaria y de su carácter público, gratuito y laico. Entendiendo que una Universidad reformista, debe ser una institución comprometida con la transformación de la injusta realidad social que atraviesan las mayorías que la sostienen. Y considerando que sólo puede ser reformista una Universidad democrática y cogobernada por sus claustros. Esta concepción de Universidad, donde es central la vinculación entre ella y la sociedad, exige una revitalización y jerarquización de una de las funciones esenciales del modelo reformista, la Extensión Universitaria. Ésta siempre ha quedado relegada detrás de las funciones de Enseñanza y de Investigación.
Para seguir transformando y defendiendo la educación pública, gratuita, de excelencia académica que contemple finalmente las necesidades de su Nación.
Quienes integramos el Movimiento Nacional Reformista (MNR), formamos parte de una organización estudiantil, que nace en el año 1960, de índole política, programática, nacional y reformista. De esta manera nos basamos en el ideario de cambio cultural y educativo más significativo del siglo XX, que fue la Reforma de 1918, aquella gesta estudiantil que se lanzo a la lucha por la democratización del conocimiento y la enseñanza, el ingreso irrestricto, el compromiso social de la universidad pública, la extensión universitaria, el cogobierno, la autonomía y la gratuidad.
A más de 90 años de la Reforma, pensar hoy en una Universidad reformista implica, desde nuestro punto de vista, la defensa incondicional de la autonomía universitaria y de su carácter público, gratuito y laico. Entendiendo que una Universidad reformista, debe ser una institución comprometida con la transformación de la injusta realidad social que atraviesan las mayorías que la sostienen. Y considerando que sólo puede ser reformista una Universidad democrática y cogobernada por sus claustros. Esta concepción de Universidad, donde es central la vinculación entre ella y la sociedad, exige una revitalización y jerarquización de una de las funciones esenciales del modelo reformista, la Extensión Universitaria. Ésta siempre ha quedado relegada detrás de las funciones de Enseñanza y de Investigación.
Para seguir transformando y defendiendo la educación pública, gratuita, de excelencia académica que contemple finalmente las necesidades de su Nación.
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