“La gente se está cansando porque el discurso de la Iglesia es incoherente”
Nicolás Alessio, el ex sacerdote que fue sancionado por manifestarse a favor del matrimonio igualitario, criticó a las autoridades del clero y consideró que ante la nueva ley se mostraron como oportunistas
“La estructura de la Iglesia, con la gestión de Benedicto XVI, viene entrando en un cono de sombras y en un invierno hélido, donde va a ser imposible vivir. El Papa ha optado por una minoría que sea sumisa, obediente y ortodoxa, aunque sea contrario al Evangelio. Es una situación bastante crítica”, manifestó Nicolás Alessio, el ex sacerdote que fue sancionado por la Iglesia Católica por manifestarse a favor del matrimonio igualitario.
Alessio llegó a Río Cuarto para realizar una charla en homenaje al obispo Enrique Angelelli, asesinado durante la dictadura, organizado por la Juventud Socialista y el MNR. Crítico con las autoridades de la Iglesia, señaló que es muy difícil pensar de manera diferente y que se utilizó el debate por la modificación al Código Civil de manera oportunista.
-¿En quién se ve personificado esta postura a la que refiere del Vaticano en Argentina?
-En las actitudes del Episcopado, más allá de los matices que hay entre los obispos, en Bergoglio y Aguer, y en todos los que se encolumnaron contra la ley de matrimonio igualitario, por ejemplo, una ley que buscaba hacer justicia, demuestra que son trogloditas. Este Episcopado está marcado fuertemente por el Opus Dei, por este grupo sectario fuertemente conservador y por lo tanto antievangélico.
-¿Se imponen limitaciones a quienes se oponen a este pensamiento?
-Hay una dificultad para pensar una iglesia distinta, que esta jerarquía no sea capaz de entender cómo debe posicionarse, como es ante el reconocimiento de Angelelli. No se puede pensar en otra línea pastoral, desde la estrutura hay muchas limitaciones, lo que no quita que uno busque otro espacio para trabajar.
-¿Considera que esta postura ha generado una imagen negativa de la Iglesia?
-Creo que en general genera indiferencia, incluso dentro del mundo católico. Pero cuando hay temas sensibles como el del matrimonio igualitario, sí produce rechazo. Porque la sociedad siente que le quieren imponer una idea, y en la democracia que hemos recuperado y estamos viviendo, esto de imponer una idea por presión o creyendo que se habla en nombre de Dios, no es tolerado por la gente. Así, se pasa de la indiferencia al rechazo. No se puede pretender que su voz sea la única, la absoluta, la verdadera, y creerse dueño de lo que piensa Dios.
Alessio fue contundente con su análisis de la sociedad: “La gente se está cansando, porque la Iglesia hace su discurso de un lugar de mucha incoherencia y soberbia”. Puso como ejemplo la participación del obispo de Córdoba, Carlos Ñañez, frente al debate por el matrimonio igualitario: “Nunca habló de una marcha, siendo que en nuestra ciudad hay todos los días, ya sea cultural, social, gremial, por la ecología o los niños, todos los días. Menos iba a convocar a una o participar de una manifestación de este tipo”. Consideró que, sin embargo, “contra la ley habló tres domingos seguidos, se manifestó a favor de la marcha, llamó a los católicos a participar, parece que ahora se da cuenta deque la Iglesia debe participar en la vida social. Es un hipócrita, porque si siempre hubiera militado en la calle uno puede estar a favor o en contra de su pensamiento, pero aquí termina siendo un oportunista”.
El ex miembro del clero continuó su reflexión recordando la intervención de la Iglesia al momento de debatirse la ley del divorcio. “Sin embargo, cuando se trataron leyes importantes como la flexibilización laboral o las privatizaciones, la Iglesia no dijo nada. Ahí no se metía en política, decía que su misión era religiosa”, dijo y concluyó: “Parece que a la Iglesia le preocupa más la cama de los argentinos que su mesa, con quién se acuesta uno que el trabajo, el pan, el salario del obrero”.
-¿Qué produce ese posicionamiento en los que trabajan en otra línea de pensamiento?
-Plantea dificultades y, si bien desde el grupo de curas Angelelli en Córdoba hemos tenido siempre mucha libertad para opinar distinto, genera una autocensura. En la medida en la que uno es parte de esa institución y esa estructura, intenta cuidarse de no provocar un conflicto mayor, principalmente por la gente.
-Pero cuando se manifestó a favor del matrimonio igualitario recibió una sanción.
-Eso demostró que se había instalado un tema muy sensible en la sociedad y la Iglesia jerárquica no quería perder el poder de decir qué está bien y qué mal. Por eso querían imponer en la sociedad esta única visión, la que ellos tienen, como si fuera la única.
-¿Cuál es su situación actual ante la Iglesia Católica?
-Dadas todas estas circunstancias, tomé la decisión de apartarme del clero, decidí que bajo Roma no sigo más. A esto lo estamos conversando con otros colegas y otras comunidades cristianas en Córdoba, para ser fieles a un mensaje del evangelio no necesitamos estar bajo el marco jurídico del Vaticano. Es más, creo que debemos liberarnos de ese marco, por eso rompo con eso, al punto que no voy a hacer el papeleo formal que normalmente se realiza para pedir autorización.
Sobre Angelelli
“Es muy importante poder recuperar la memoria de Angelelli, porque el Episcopado produce sobre su muerte física una simbólica, niega su martirio y su mensaje. De este modo, le suma a la desaparición física del obispo, una desaparición de su vida”, dijo Alessio y concluyó: “Pero hace poco se respira otro aire que tiene que ver con los foros sociales”.
Alessio llegó a Río Cuarto para realizar una charla en homenaje al obispo Enrique Angelelli, asesinado durante la dictadura, organizado por la Juventud Socialista y el MNR. Crítico con las autoridades de la Iglesia, señaló que es muy difícil pensar de manera diferente y que se utilizó el debate por la modificación al Código Civil de manera oportunista.
-¿En quién se ve personificado esta postura a la que refiere del Vaticano en Argentina?
-En las actitudes del Episcopado, más allá de los matices que hay entre los obispos, en Bergoglio y Aguer, y en todos los que se encolumnaron contra la ley de matrimonio igualitario, por ejemplo, una ley que buscaba hacer justicia, demuestra que son trogloditas. Este Episcopado está marcado fuertemente por el Opus Dei, por este grupo sectario fuertemente conservador y por lo tanto antievangélico.
-¿Se imponen limitaciones a quienes se oponen a este pensamiento?
-Hay una dificultad para pensar una iglesia distinta, que esta jerarquía no sea capaz de entender cómo debe posicionarse, como es ante el reconocimiento de Angelelli. No se puede pensar en otra línea pastoral, desde la estrutura hay muchas limitaciones, lo que no quita que uno busque otro espacio para trabajar.
-¿Considera que esta postura ha generado una imagen negativa de la Iglesia?
-Creo que en general genera indiferencia, incluso dentro del mundo católico. Pero cuando hay temas sensibles como el del matrimonio igualitario, sí produce rechazo. Porque la sociedad siente que le quieren imponer una idea, y en la democracia que hemos recuperado y estamos viviendo, esto de imponer una idea por presión o creyendo que se habla en nombre de Dios, no es tolerado por la gente. Así, se pasa de la indiferencia al rechazo. No se puede pretender que su voz sea la única, la absoluta, la verdadera, y creerse dueño de lo que piensa Dios.
Alessio fue contundente con su análisis de la sociedad: “La gente se está cansando, porque la Iglesia hace su discurso de un lugar de mucha incoherencia y soberbia”. Puso como ejemplo la participación del obispo de Córdoba, Carlos Ñañez, frente al debate por el matrimonio igualitario: “Nunca habló de una marcha, siendo que en nuestra ciudad hay todos los días, ya sea cultural, social, gremial, por la ecología o los niños, todos los días. Menos iba a convocar a una o participar de una manifestación de este tipo”. Consideró que, sin embargo, “contra la ley habló tres domingos seguidos, se manifestó a favor de la marcha, llamó a los católicos a participar, parece que ahora se da cuenta deque la Iglesia debe participar en la vida social. Es un hipócrita, porque si siempre hubiera militado en la calle uno puede estar a favor o en contra de su pensamiento, pero aquí termina siendo un oportunista”.
El ex miembro del clero continuó su reflexión recordando la intervención de la Iglesia al momento de debatirse la ley del divorcio. “Sin embargo, cuando se trataron leyes importantes como la flexibilización laboral o las privatizaciones, la Iglesia no dijo nada. Ahí no se metía en política, decía que su misión era religiosa”, dijo y concluyó: “Parece que a la Iglesia le preocupa más la cama de los argentinos que su mesa, con quién se acuesta uno que el trabajo, el pan, el salario del obrero”.
-¿Qué produce ese posicionamiento en los que trabajan en otra línea de pensamiento?
-Plantea dificultades y, si bien desde el grupo de curas Angelelli en Córdoba hemos tenido siempre mucha libertad para opinar distinto, genera una autocensura. En la medida en la que uno es parte de esa institución y esa estructura, intenta cuidarse de no provocar un conflicto mayor, principalmente por la gente.
-Pero cuando se manifestó a favor del matrimonio igualitario recibió una sanción.
-Eso demostró que se había instalado un tema muy sensible en la sociedad y la Iglesia jerárquica no quería perder el poder de decir qué está bien y qué mal. Por eso querían imponer en la sociedad esta única visión, la que ellos tienen, como si fuera la única.
-¿Cuál es su situación actual ante la Iglesia Católica?
-Dadas todas estas circunstancias, tomé la decisión de apartarme del clero, decidí que bajo Roma no sigo más. A esto lo estamos conversando con otros colegas y otras comunidades cristianas en Córdoba, para ser fieles a un mensaje del evangelio no necesitamos estar bajo el marco jurídico del Vaticano. Es más, creo que debemos liberarnos de ese marco, por eso rompo con eso, al punto que no voy a hacer el papeleo formal que normalmente se realiza para pedir autorización.
Sobre Angelelli
“Es muy importante poder recuperar la memoria de Angelelli, porque el Episcopado produce sobre su muerte física una simbólica, niega su martirio y su mensaje. De este modo, le suma a la desaparición física del obispo, una desaparición de su vida”, dijo Alessio y concluyó: “Pero hace poco se respira otro aire que tiene que ver con los foros sociales”.
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