19 febrero 2011

Programa CRISCOS

La experiencia de jóvenes riocuartenses que cursaron materias en Perú

Dos jóvenes de 24 años regresaron de Perú con un bagaje de experiencias de diversidad fruto de su viaje a Perú como parte del programa Criscos, de Secretaría de Posgrado y Cooperación Internacional de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Son Leonardo Galizia y Sergio Rosales, quienes aquí transitan la parte final de licenciatura en Administración y Contador Público de la Facultad de Ciencias Económicas.

La primera diferencia es que estudiaron en una casa de altos estudios privada, la Universidad Andina de Cusco. Otra, apuntada por Sergio, fue que “allá son menos exigentes las evaluaciones”, claro que al cabo de “excesivos trabajos prácticos grupales e individuales” que “se defienden oralmente, de saco y corbata”.

Las materias que llevaron adelante en el segundo semestre 2010 fueron Gerencia de Marketing 1, Gerencia Financiera 1, Elaboración de Proyectos y Evaluación de Proyectos, Contabilidad de Costos 2, Auditoria Financiera, Formulación de Estados financieros y Análisis e interpretación de estados financieros.

A Leonardo le llamó la atención que “no hace falta rendir bien los 4 exámenes parciales; si alcanzás el promedio con tres podés rendir mal el otro”.

Riocuartenses que no habían salido de sus hogares paternos para estudiar en el campus, valoraron lo aprendido en su independencia nada menos que en un país extranjero. Más aun, “si bien hablan español, es distinto del nuestro”. Como evidencia cuentan que al oír “Buena vos” respecto de un catamarqueño junto al que vivían creyeron que era un elogio a su canto. Después se dieron cuenta de que la expresión equivale a nuestra “buena gente”.

Apreciaron la hospitalidad de los peruanos, “desde la familia” en cuya casa vivieron “hasta la de los compañeros” que pronto los invitaron a integrar el centro de estudiantes. Sergio recordó que “participamos y eso que acá no lo hacíamos”. Contentos con la ciudad, saborearon sus contrastes: de arquitectura colonial, con “a lo sumo dos o tres edificios de siete pisos”, y cosmopolita, como que “casi todos hablan inglés”. La explicación está en el turismo internacional a las ruinas de Machu Pichu, en las que Sergio y Leonardo anduvieron en bicicleta, hicieron “rafting, canotaje y caminata”.

Sugieren a quienes dudan entre ir y no ir aceptar el desafío. Quienes lo hagan tal vez tengan la suerte de “vivir el cumpleaños” fuera de la Argentina y pasar el 31 de diciembre a las 12 de la noche “en el Aeropuerto de Lima”.Desde luego que hay bemoles, entre ellos tener que ir con bolsos y todo directo desde Machu Pichu al hospital por la picadura de un insecto. O de tener que esperar semanas y semanas un regalo sorpresa que no llega desde la Argentina porque, al ser una notebook, queda retenida en la Agencia impositiva peruana. “Aprendés a manejarte”, resumió Leonardo. “Con el tiempo hasta sabíamos qué líneas de ómnibus tomar y por dónde pasaban los taxis”, complementó Sergio.

Párrafo aparte para lo “impactante” que les resultó el lago Titicaca, al cual conocieron en catamarán. “No se ven las costas; parece un océano”, graficaron.

Con “otros niveles de seguridad”, veredas que empiezan a una altura y requieren de una “escalera para llegar a la esquina” y “mucha población indígena y mujeres que en pañoletas llevan a sus bebés”, Cusco los marcó.

De regreso a casa con las asignaturas aprobadas y las equivalencias obtenidas, se aprestan a finalizar sus estudios en la UNRC.

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